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Palau de l'Agricultura

Teatre Lliure: Montjuïc

La sede del Teatre Lliure en la montaña de Montjuïc es uno de los principales teatros de Barcelona
  • Teatro | Clásico
  • El Poble-sec
Borja Duñó
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Time Out dice

El Teatre Lliure, iniciativa de una quincena de profesionales independientes nacida en 1976, es sinónimo de teatro de creación, en catalán y de gran calidad, un modelo que ha marcado profundamente las compañías y los creadores escénicos del país. Inicialmente, tenía como única sede el Teatre Lliure de Gràcia, en la antigua cooperativa La Lleialtat, hasta que 25 años más tarde abrió esta segunda sede en Montjuïc.

La Ciutat del Teatre

La expansión se realizó transformando el edificio del antiguo Palacio de la Agricultura de la Exposición Universal de 1929 y el Teatre Lliure de Montjuïc se inauguró en 2001. Ahora, es parte de lo que llamamos Ciutat del Teatre junto con el Mercat de les Flors y el Institut del Teatre, todos alrededor de la plaza de Margarida Xirgu y muy cerca del Grec. Cuenta con dos salas: Fabià Puigserver, polivalente, con capacidad para casi 800 espectadores, y Espai Lliure, con casi 200 sillas para vivir el teatro de cerca.

Para comer o tomar una copa

En La Terrassa del Lliure y El Bar del Lliure se puede tomar una copa o comer algo antes o después de los espectáculos.

Más detalles debajo:



Detalles

Dirección
Pg. Santa Madrona, 40-46
Sants-Montjuïc
Barcelona
08038
Transporte
Espanya (M: L1,L3); Espanya (FGC), Poble Sec (M: L3)
Precio
Precio taquilla: tarifa a, 28 € / tarifa b, 30,25 € / tarifa c, 13,45 €. Con descuento: tarifa a, 23,55 € / tarifa b, 25,75 € MC (día del espectador): tarifa a, 19,05 € / tarifa b, 21,30 €

Qué ocurre

La brama del cérvol

4 de 5 estrellas
Els ocells supuso un antes y un después para La Calòrica, sobre todo a nivel estético, porque por primera vez, entonces en la Beckett, pudieron levantar un montaje a la altura de sus posibilidades. Porque cuentan con unos actores y actrices magníficos, muy finos con la sátira, con la comedia descarada, un dramaturgo de primera y un director que aspira a las grandes ligas. Seis años más tarde, tras De què parlem mentre no parlem de tota aquesta merda, una inmersión en el conflicto climático y en su vida como compañía, y Le congrès ne marche pas, una fábula sobre los fundamentos capitalistas de nuestro mundo, vuelven a volar. Y lo hacen con una obra, La brama del cérvol, que, cuando crees que ya no puede ir más lejos, da otra vuelta de tuerca para alcanzar la cima, en el mismo Teatre Lliure, con Alberto (Aitor Galisteo-Rocher), un director de escena veterano, llorando desconsoladamente porque ha robado mucho, ha robado tanto. Las escenas que hablan del mundo teatral local, incluidos ellos mismos, desmontan mitos, refuerzan otros y hacen que tanto el recién llegado como el que lo conozca de cerca no puedan parar de reír. Joan Yago, el dramaturgo, nos ha metido en una montaña rusa donde su metralleta de gags dispara sin parar Antes del llanto han pasado muchas cosas. Joan Yago, el dramaturgo, nos ha metido en una montaña rusa sin valles donde su metralleta de gags dispara sin cesar mientras nos sumerge en un hotel del Pirineo con un grupo de profesionales de las artes...
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